La Concejalía de Medio Rural del Ayuntamiento de Ponferrada quiere dar las gracias al Ayuntamiento de Ponferrada y a los integrantes y trabajadores de sus talleres de empleo de jardinería y forestal que son los principales responsables de la enorme obra acometida para la limpieza y desbroce de los canales romanos del Oza a su paso por los pueblos del Municipio, tanto desde la concepción del proyecto, como de la obtención de permisos, la apertura de las trochas junto al canal y en algunos casos el desescombro.
Los 17 kilómetros de trocha abierta han supuesto una franja de desbroce, apeo y trocheado, en 4 metros de ancho a lo largo de esa longitud, con una superficie cercana a los 60.000 metros cuadrados intervenidos. Este proyecto de apertura, que es solo el comienzo, partió de una iniciativa de algunos pedáneos y del Ayuntamiento de Ponferrada y de sus talleres de empleo, con el apoyo expreso de la Concejalía de Medio Rural, que se materializó en un primer proyecto para la apertura de un tramo en el que se involucraron 12 trabajadores forestales en el primer semestre de 2017, y en un segundo proyecto que ha implicado a 14 trabajadores forestales en estos últimos meses y que incluía la señalización de dichos canales.
En algunos lugares incluso se realizaron catas para comprobar la situación del cajeado antiguo del canal, que se encuentra en muchos lugares no solo oculto por la maleza, sino que está colmatado y enterrado bajo las tierras que se fueron desplazando por las laderas a causa de los incendios y las avenidas. La ubicación precisa de los canales requirió incluso el uso de altímetros de precisión para conocer la cota y a continuación descubrir el lugar exacto de la infraestructura hidráulica.
La primera parte del proyecto lo único que pretendía era permitir el acceso y observación de los canales a su paso por los pueblos del Municipio de Ponferrada, y tuvo que contar con el visto bueno de Patrimonio y con la aprobación del proyecto por parte de la Consejería de Empleo (Servicio Público de Empleo de Castilla y León – ECYL), que es la que financia, junto al Ayuntamiento de Ponferrada, este tipo de actuaciones en los que se combina la formación con un trabajo de interés público, tal como lo es la puesta en valor del patrimonio histórico.
El proyecto en su conjunto requirió una importante dedicación de esfuerzo técnico, organizativo y de maquinaria: en primer lugar por la dificultad del acceso que obliga a largas caminatas con maquinaria y herramientas de trabajo (desbrozadoras, motosierras, zapas, gasolina, etc.). Caminatas obligadas para poder llegar a los tajos que, en los puntos más alejados de los lugares de parada de los vehículos, superaban la hora de marcha. En segundo lugar, una disponibilidad de vehículos y máquinas para los trabajos y, por último, una dirección y supervisión de los trabajos en un contexto tan particular como pueden ser unos restos de valor arqueológico. Esto requirió de la implicación de los pedáneos y de los vecinos de los pueblos por los que pasa el canal, en este caso Peñalba, Montes, San Clemente, Valdefrancos y Villanueva de Valdueza. Los pedáneos venían reivindicando desde hace años la puesta en valor de los canales y cuando vieron la posibilidad de colaborar se implicaron para facilitar al máximo la realización del proyecto, llegando incluso a marcar y acotar los lugares en los que se recordaba su paso o por los que se sospechaba que podían estar los restos.
Los trabajos de apertura de esta nueva senda que acompaña a los restos del canal en todo su recorrido han tenido algún aspecto más dificultoso, por un lado el incendio del año pasado hizo que parte del trabajo se realizase sobre los restos quemados de la vegetación, con sus riesgos intrínsecos, y, por otra parte, los trabajos en las zonas totalmente cerradas en el tramo de Peñalba, donde la vegetación de matorral con escobas y brezos viejos y las temperaturas propias del verano sumaron dureza a un trabajo de por sí extremo.
Por todo esto es de justicia reconocerles a los dos talleres de empleo pertenecientes al IMFE de Ponferrada, correspondientes a los proyectos 2016-17 (PONFERRADA V) y de 2017-18 (TORALÍN I), el mérito y la autoría de un proyecto de tal envergadura, que no sería abordable por voluntarios que con una aportación puntual y sin dotaciones estarían lejos de conseguir el aspecto actual de la senda que ahora une Peñalba hasta la pista que sube a San Adrián.
Esos 17 kilómetros de canal resultan visibles, por ejemplo, en una panorámica tomada desde San Cristóbal. El mérito y la autoría les corresponde a esos dos grupos de trabajo, pues a base de desbrozadora, motosierra y zapapico han abierto esa senda y la han señalizado, con la financiación de medios del propio Ayuntamiento y con el montante principal de mano de obra por medio del Taller de Empleo que financia el ECYL .
Por último, conviene recordar la importancia de un legado histórico de gran calibre. La recuperación que han llevado a cabo los trabajadores forestales solo es el inicio de su puesta en valor, pues aproximadamente en un 30% el canal transcurre labrado sobre las rocas, pero se encuentra enterrado por el paso de los siglos. Si solo despejar la vegetación para descubrirlo y trochear una senda para hacerlo accesible ha requerido este esfuerzo, debe pensarse que las labores de desescombro y vaciado de los cajeados en la piedra requerirán de futuros proyectos serios, rigurosos y profesionales.
Los técnicos forestales y formadores de los trabajadores han luchado con gran ilusión y energía, con independencia de cualquier color político, pues incluso en esto debe prevalecer el interés público.