Mañana celebramos el 40 Aniversario de la Constitución Española de 1978. Sé que habrá quien diga que no hay nada que celebrar, pero yo creo que sí.
El revisionismo histórico, tan en boga en estos días, no puede llevarnos a ignorar todo lo que esta Constitución ha supuesto para todos nosotros, como españoles y como bercianos.
Nunca antes un texto constitucional había tenido una vigencia tan larga y, ya solo por eso, conviene tenerle un respeto. Esta Constitución ha sido el marco de referencia de nuestras libertades y de nuestra democracia.
Seguro que esta Constitución, que esta democracia y que este sistema de libertades son manifiestamente mejorables. Pues bien, pongámonos a ello, mejoremos nuestras leyes y nuestra democracia, pero no cometamos el inmenso error histórico de romper el sistema y hacer popular el dicho: “luego dios dirá”, porque lo que siempre ha dicho dios, cuando un sistema se rompe, ya lo sabemos y se traduce en violencia, destrucción y pasos atrás en la vida de los pueblos y de las personas.
Eso sí, hablemos de reforma, porque la Constitución puede reformarse y debe reformarse para adaptarse a los tiempos actuales, sin que ello nos lleve a pensar en ningún desastre. Reforma para acercar las administraciones al ciudadano, no para alejarlas de los ciudadanos. Reformar para abrir la Constitución y que sea permeable a la sociedad y sus demandas, no para cerrarla y parapetarse detrás de ella.
Además, hoy tenemos aquí en este Pleno a numerosos alcaldes, como consejeros y como público, y nosotros también demandamos que se ponga en marcha la tercera descentralización hacia consejos y ayuntamientos y demandamos respetar a las juntas vecinales.
Esta Constitución ha permitido, a través de la configuración territorial del sistema autonómico previsto en el título VIII (con la sabida fórmula de la posibilidad de establecer autonomías, de donde emana el Consejo Comarcal), que nuestro querido Bierzo tenga una especificidad propia, como no la había tenido desde el brevísimo periodo del Trienio Liberal en el que fue considerado una provincia. Eso debemos tenerlo en cuenta.
De acuerdo que tal vez la fórmula comarcal que nos otorga el Estatuto de Castilla y León no es suficiente, pero es un punto a partir del cual avanzar hacia una mayor autonomía y hacia un mayor autogobierno, no porque en El Bierzo tengamos ínfulas separatistas, que no las tenemos, sino porque necesitamos una mayor autonomía para poder decidir sobre los asuntos que nos conciernen, pues hay que tener en cuenta que El Bierzo para muchos es un territorio periférico del que los diversos centralismos que hay en nuestro país apenas se ocupan.
Si, además de ello, las nuevas tendencias viran hacia la re-centralización, “apaga y vámonos”. Porque, mirándolo desde nuestra óptica, para nosotros El Bierzo, lejos de fronteras autonómicas, no es la periferia de nada, sino el centro del Noroeste.
De modo que, ya que ellos no se ocupan de nosotros, no pueden impedirnos que nosotros nos ocupemos de nosotros mismos, de nuestra gente y de nuestra tierra. Entendiendo además que nuestra gente también son el resto de bercianos elegidos y representantes del resto de formaciones políticas, con los que nos entendemos, colaboramos, cogobernamos y peleamos día a día por mejorar nuestra tierra.
Así que desde Coalición por El Bierzo vemos esta Constitución, que mañana cumple 40 años, como un paso en la historia de España y de El Bierzo y hay que reconocer que, en la historia de un territorio cuyas raíces se hunden en la edad del bronce y en las épocas prerromana y romana y con hitos señalados en la Alta y la Baja Edad Media, en el Renacimiento, en la Ilustración y el Romanticismo y, finalmente en la Era Industrial, un periodo de 40 años no es nada. Nada más que un paso hacia un futuro, que, por más que ahora nos asalte la tristeza y la incertidumbre por la situación económica que nos lastra y nos deprime, creemos que será, y así lo deseamos, un futuro esplendoroso y lleno de esperanza.
Viva la Constitución.
Viva El Bierzo.